La tecnología ha empoderado a la sociedad en todos los ámbitos y ha
permitido la comunicación y es a través de la comunicación como creamos
y construimos la alteridad (García, 2012), en tiempo real y hacerse
llegar de grandes oportunidades para crear cambios sociales.
La participación de las mujeres son uno de los factores importantes
para el desarrollo de las economías y las naciones, por ello la
resolución 58/146 de la Asamblea General de la ONU en 2004 dio a
reconocer la necesidad de hacer llegar las TIC a las mujeres rurales; la
razón, las TIC son una vía rápida para incorporar a las mujeres a
puestos de liderazgo en su comunidad y ayudar a reducir la desigualdad.
De acuerdo con la Asociación Mexicana de Internet (AMIPCI), al cierre
del 2012, en el país existían 45.1 millones de internautas –casi 5
millones más que un año antes– y se espera que a finales del 2013 la
cifra alcance los 50 millones.
Según dato del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e
Informática (INEGI) 2010, muestra que su conjunto de usuarios de
computadora en el país, el 92% también accede a Internet, al considerar
la composición de usuarios de TIC por sexo, los resultados de la
encuesta mostraron una participación cercana entre mujeres (50.1%) y
hombres (49.9%) en el uso de computadora, mientras que en la composición
por sexo entre los cibernautas mexicanos,50.0 % correspondió a mujeres y
50.0% a hombres, estos datos son en su conjunto nacional.
Para Oaxaca uno de los estados de la república con el mayor número de
pobres, con un alto grado de marginación, con 3’506,821 habitantes de
las cuales 1’674,855 son hombres y 1’831,966 son mujeres, según el INEGI
2010, y de ellos las mujeres 537,553 que son indígenas es un estado que
por su condición geográfica además de otros factores que hacen que el
Estado se encuentre en la tercera posición de las entidades con mayor
índice de pobreza, y más de 10,000 localidades de 570 municipios y sus 8
regiones, Cañada, Costa, Istmo, Valles Centrales, Sierra Norte, Sierra
Sur, Papaloapan y Mixteca, donde 418 municipios se rigen por usos y
costumbres y 152 por sistema de partidos políticos, que necesitan ser
atendidas para su crecimiento desde el seno de las familias y como entes
principales las mujeres que tienen menor acceso a la participación
ciudadana y en el acceso a las TIC, aun hay mucho por recorrer.
La brecha digital que sufre el Estado de Oaxaca está íntimamente
ligada a la pobreza, el analfabetismo y las barreras lingüísticas, una
brecha que se agranda cuando medimos el acceso de las mujeres a estas
tecnologías de la información y la comunicación (TIC).
El analfabetismo tecnológico es uno de los elementos que frenan e
poder lograr que se abran los espacios a estos medios tecnológicos como
la Internet o el acceso y uso de las computadoras o medios electrónicos y
digitales móviles como los teléfonos celulares y en ello recae la
carente conectividad en las comunidades, que dentro del Plan Nacional de
Desarrollo 2012-2018 se plantea conectar a todo el país según con
accesos a la conectividad satelital en las comunidades.
Hablar de conectividad y tecnología es hablar de competitividad, para
lograr la inclusión tecnológica de las mujeres al mundo tecnológico que
permita la competitividad es necesario poder hacer llegar la
conectividad a las comunidades, segundo poder alfabetizar a las mujeres
en el uso y acceso de las tecnologías, tercero apropiarse de las mismas,
cuarto usar las TIC en las redes de apoyo a mujeres para conocer sus
derechos y acceder a la información que ayude a la igualdad de genero y
el desarrollo social y humano, empoderando a las mujeres líderes
indígenas y su participación ciudadana, que ayude a las mujeres y niñas
atener un mejor mañana.
En el estado los grupos más vulnerables son las mujeres, las cuales
son las más afectadas y carentes de poder participativo en la sociedad,
siendo este un freno al desarrollo del Estado (Cué PED, 2012), debido a
su analfabetismo, su casi nula participación en la toma de decisión de
sus comunidades, el no acceso a ocupar puestos de cargos públicos, la
pésima atención de salud y el respeto a sus garantías individuales,
siendo estas un foco de alerta permanente de violencia hacia las
mujeres.